*/ un buen show /*
De regreso en el campamento lunar me encuentro con que un grupo mas o menos grande de zorgons amenazaba con quitarnos la fogata que tanto anhelaban los niños phisurianos, después de esperar 12 semanas galácticas estándar (algo así como 12 horas terrícolas), nos dimos la tarea de formar un ejercito para derrocar a los zorgons.
A la hora acordada nos dirigimos hacia un lugar estratégico, los vimos pasar, los escuchamos reír, nos escabullimos entre la oscuridad de la noche para montarles una trampa, una emboscada que serviría como cuartada para obligarlos a que nos regresaran tan preciada fogata, después de varios minutos de lucha intensa, jalones, empujones y gritos, salimos vencedores y los niños de ese planeta tan lejano, perteneciente a la constelación de nebulosa cabeza de caballo, tuvieron su merecida fogata.
Es una canallada el hecho de querer quitarles ese esperado momento en la noche, y es que quien no quiere, después de viajar a la velocidad de la luz por mas de 4 semanas galácticas estándar, y después de un día agotador cazando papilonidaes astragalinas, una buena fogata para poder dormir recargados con el calor de las brasas, fue una lucha intensa, una pequeña revolución.
El campamento lunar es especial, lo malo es que no te pude ver esos días, benditos los intercomunicadores asteroideanos que nos acercaron un poco más.
En ese lugar de estrellas y asteroides se pueden apreciar muchas cosas realmente interesantes, la noche del segundo día del campamento, observe el mas increíble de los shows espaciales que jamás había visto, el cielo despejado, una noche no muy fría y millones de estrellas fueron la escenografía para apreciar el espectáculo de la danza de las estrellas fugaces, fue un espectáculo que duro aproximadamente tres horas y media.
Luces destellantes iluminaban el cielo a cada segundo, a veces parecían escribir letras, incluso palabras, y hasta nombres… uno en especial… tú sabes cual. Fue la mas grande de las lluvias de estrellas que hubiera visto, tenia asientos de primerìsima fila, solo que no hubo con quien compartiera mis palomitas y mi malteada de zarzamora.
El campamento lunar despidió a las naves de los phisurianos con una gran tormenta magnética, quizás ocasionada por el show de las estrellas de la noche, el polvo se apodero de nuestras narices y tuvimos que salir corriendo, volando del lugar, hasta la próxima.
A la hora acordada nos dirigimos hacia un lugar estratégico, los vimos pasar, los escuchamos reír, nos escabullimos entre la oscuridad de la noche para montarles una trampa, una emboscada que serviría como cuartada para obligarlos a que nos regresaran tan preciada fogata, después de varios minutos de lucha intensa, jalones, empujones y gritos, salimos vencedores y los niños de ese planeta tan lejano, perteneciente a la constelación de nebulosa cabeza de caballo, tuvieron su merecida fogata.
Es una canallada el hecho de querer quitarles ese esperado momento en la noche, y es que quien no quiere, después de viajar a la velocidad de la luz por mas de 4 semanas galácticas estándar, y después de un día agotador cazando papilonidaes astragalinas, una buena fogata para poder dormir recargados con el calor de las brasas, fue una lucha intensa, una pequeña revolución.
El campamento lunar es especial, lo malo es que no te pude ver esos días, benditos los intercomunicadores asteroideanos que nos acercaron un poco más.
En ese lugar de estrellas y asteroides se pueden apreciar muchas cosas realmente interesantes, la noche del segundo día del campamento, observe el mas increíble de los shows espaciales que jamás había visto, el cielo despejado, una noche no muy fría y millones de estrellas fueron la escenografía para apreciar el espectáculo de la danza de las estrellas fugaces, fue un espectáculo que duro aproximadamente tres horas y media.
Luces destellantes iluminaban el cielo a cada segundo, a veces parecían escribir letras, incluso palabras, y hasta nombres… uno en especial… tú sabes cual. Fue la mas grande de las lluvias de estrellas que hubiera visto, tenia asientos de primerìsima fila, solo que no hubo con quien compartiera mis palomitas y mi malteada de zarzamora.
El campamento lunar despidió a las naves de los phisurianos con una gran tormenta magnética, quizás ocasionada por el show de las estrellas de la noche, el polvo se apodero de nuestras narices y tuvimos que salir corriendo, volando del lugar, hasta la próxima.