kalel
Entre los viajes supersónicos que he hecho a aquella fortaleza en la antártica para obtener más sabiduría, existe uno en especial.
Era una mañana con un buen clima, el sol trataba de brillar detrás de unas espectaculares nubes, el tonto de Lex amenazaba con hacer algo para destruir lo lindo de esa mañana, pero se arrepintió al sentir el aire tan fresco que se respiraba. Salí de mi departamento para dirigirme a mi lugar de practicas, aunque se me hacia tarde, no pude volar por que la identidad es algo que importa mucho, así que me monte en mi M.T.Bike y pedalee duro hasta llegar, a veces es bueno tener piernas de acero.
Después de adquirir mas experiencia practica, me fui a conseguir aditamentos de protección corporal, ya que se supone que es peligroso pedalear por las calles. No quiero ni pensar que le pasaría al carro que chocara conmigo. Lo siento por el conductor.
Visité a la señorita Lane, tomamos un café y justo cuando me dirigía a mi casa surgí un problema, mutantes criminales de clase 2 y 3, se proponían a robar las oficinas del campamento lunar, ya que se habían enterado por medio de un soplón interno que ese mismo día se haría una entrega importante de namekianos (un namekian, la moneda del planeta namekusein, equivale a 1000 dólares), para su mala suerte estaba cerca y detuve el robo.
Cuando pensaba que mi día había sido rutinario, y regresaba a casa con mi disfraz de fisioterapeuta como todas las tardes que no pasa nada nuevo, un ruido muy extraño que taladro mis oídos huso que diera un salto y volara supersonicamente hacia ese bonito lugar cubierto por el espeso hielo, cuando llegue a mi fortaleza, me di cuenta de que el ruido era causado por una chica, muy hermosa por cierto.
Irrumpido al interior de mi fortaleza, lo que es inexplicable es la forma en la que entro ya que es completamente imposible, solo yo puedo entrar a ese lugar, cuando me acerque a ella me di cuenta de que era como yo, kriptoniana, nos fundimos en un beso y desperté.
Era una mañana con un buen clima, el sol trataba de brillar detrás de unas espectaculares nubes, el tonto de Lex amenazaba con hacer algo para destruir lo lindo de esa mañana, pero se arrepintió al sentir el aire tan fresco que se respiraba. Salí de mi departamento para dirigirme a mi lugar de practicas, aunque se me hacia tarde, no pude volar por que la identidad es algo que importa mucho, así que me monte en mi M.T.Bike y pedalee duro hasta llegar, a veces es bueno tener piernas de acero.
Después de adquirir mas experiencia practica, me fui a conseguir aditamentos de protección corporal, ya que se supone que es peligroso pedalear por las calles. No quiero ni pensar que le pasaría al carro que chocara conmigo. Lo siento por el conductor.
Visité a la señorita Lane, tomamos un café y justo cuando me dirigía a mi casa surgí un problema, mutantes criminales de clase 2 y 3, se proponían a robar las oficinas del campamento lunar, ya que se habían enterado por medio de un soplón interno que ese mismo día se haría una entrega importante de namekianos (un namekian, la moneda del planeta namekusein, equivale a 1000 dólares), para su mala suerte estaba cerca y detuve el robo.
Cuando pensaba que mi día había sido rutinario, y regresaba a casa con mi disfraz de fisioterapeuta como todas las tardes que no pasa nada nuevo, un ruido muy extraño que taladro mis oídos huso que diera un salto y volara supersonicamente hacia ese bonito lugar cubierto por el espeso hielo, cuando llegue a mi fortaleza, me di cuenta de que el ruido era causado por una chica, muy hermosa por cierto.
Irrumpido al interior de mi fortaleza, lo que es inexplicable es la forma en la que entro ya que es completamente imposible, solo yo puedo entrar a ese lugar, cuando me acerque a ella me di cuenta de que era como yo, kriptoniana, nos fundimos en un beso y desperté.